Una inevitable dosis de irrealidad se apodera de quien no consigue dormir. Como si lo onírico reclamase los contenidos de conciencia, omitiendo el detalle nada menor de la vigilia. Buscando (¿es buscar?) un aguafuerte de Arlt (que ahora no sé si existe o si la invento), sobre la miseria de los turnos nocturnos, me llevo puesta la Crítica del Juicio:
"Kant determina tres tipos de complacencias: la de lo agradable, que es aquel tipo de obra que simplemente deleita, la de lo bueno, que es estimado bajo valor objetivo con atributos ajenos al juicio desinteresado, y lo bello como aquello que place."
Y sospecho que fue la trasnoche la que me expuso a la pertinencia de tres textos cuya posición relativa es expresable por el "hábito" de prescindir de sus lectores, como esa cosa fisiológica del comienzo.